lunes, 19 de noviembre de 2007

SOLUCIONES A LOS TRASTORNOS MENTALES

Washington, DC, 31 de enero de 2002 (OPS) -- La enfermedad mental ha sido un estigma en las Américas, pero los rostros antes confinados

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 Trabajadora de salud con paciente
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 Paciente en reunión con personal de salud
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a las sombras salen ahora a la luz, al ponerse en boga nuevos enfoques a los problemas de salud mental, que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) está promoviendo.

El Día Mundial de la Salud del año pasado fue dedicado a la salud mental, bajo el lema, "Sí a la atención, no a la exclusión" y marcó un hito en los esfuerzos de la OPS por cambiar la percepción del público y de las autoridades gubernamentales con respecto a los problemas sociales, económicos, morales y humanitarios que rondan a la salud mental.

En esa ocasión el Dr. George Alleyne, Director de la OPS, dijo que "Esta es una oportunidad única de trabajar unidos para mejorar la salud mental, uno de los problemas de salud pública más importantes para la población de las Américas. Lamentablemente, la salud mental ocupa un lugar muy modesto en la jerarquización de nuestras prioridades. A pesar de todo el progreso logrado en muchos otros aspectos de la salud, la salud mental todavía no recibe la atención y los recursos que merece".

Aunque la atención internacional hacia los temas de salud mental está aumentando, falta mucho por hacer, ya que ningún país es inmune a los trastornos mentales y sus repercusiones en términos psicológicos, sociales y económicos son muy altas. A escala mundial, 400 millones de personas sufren trastornos mentales o neurológicos o problemas psicosociales como los relacionados con el abuso de alcohol y drogas. De cada cuatro personas que asisten a los servicios de salud en busca de ayuda, al menos uno presenta uno de estos trastornos, que a menudo son diagnosticados incorrectamente y, por lo tanto, no tratados.

Mientras las soluciones para tratar muchos de estos trastornos mentales o cerebrales y para permitir a quienes los padecen llevar una vida normal en la comunidad están disponibles, muchas sociedades todavía levantan barreras tanto a la atención como a la reintegración de estas personas, quienes siguen tropezando con el estigma y la discriminación. De ahí que las familias eviten la búsqueda de atención médica, por vergüenza y temor.

Incluso en situaciones inusuales, como los desastres naturales, guerras o terrorismo, en las cuales la vulnerabilidad de toda la población a desajustes emocionales crece, algunas personas lo piensan dos veces antes de recurrir a especialistas para buscar tratamiento a problemas psíquicos, pues temen verse marcados socialmente. Y a su vez, algunas autoridades sanitarias de los países pueden relegar la salud mental como elemento no prioritario ante los acuciantes problemas que emergen después de un desastre.

"Es erróneo pensar que las situaciones de desastre, como los terremotos, por ejemplo, dejan sólo secuelas a corto plazo, que pasan con el tiempo", explicó el Dr. José Miguel Caldas de Almeida, coordinador del programa de salud mental de la OPS. "Eso no es tan fácil, los desastres son situaciones muy traumáticas. Nosotros estamos terminando un estudio en las poblaciones que sufrieron el azote del huracán Mitch y los datos que la investigación ha arrojado hasta el momento indican que hay una prevalencia elevada de casos de enfermedades mentales".

Violaciones de derechos humanos en hospitales psiquiátricos, la falta de prestación de servicios de salud mental comunitarios, los esquemas injustos de seguro y prácticas discriminatorias de contratación son sólo algunas de las experiencias que enfrentan las personas con problemas de salud mental. Los individuos y las instituciones tienen la responsabilidad de la perpetuación de estas prácticas, dijo el Dr. Caldas de Almeida.

"Todos somos responsables de esta situación, causada de manera accidental o intencionada", de acuerdo a la Dra. Gro Harlem Brundtland, Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS.) "Los gobiernos han sido negligentes, al no proporcionar a la población los medios adecuados de tratamiento y se ha seguido discriminando a las personas aquejadas de esos trastornos".

Los trastornos mentales y cerebrales, como la depresión o la epilepsia pueden ser tratados con éxito y los aquejados integrarse a la sociedad. Importantes adelantos científicos han permitido reducir el sufrimiento y la discapacidad que traen estos padecimientos y se han identificado métodos excelentes para hacer que la familia y la comunidad colaboren en el proceso de recuperación.

El Dr. Caldas de Almeida dijo a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA) el 28 de febrero del 2001 que se necesitaban medidas urgentes para proteger y promover los derechos de los enfermos mentales en las Américas.

"Las personas con discapacidades mentales son con frecuencia víctimas de tratamiento cruel, inhumano y degradante y son, además, detenidas en las instituciones psiquiátricas en condiciones deplorables que afectan negativamente su salud en general y, a veces, tienen incluso éxito en amenazar sus propias vidas", dijo el Dr. Caldas de Almeida, al mencionar las iniciativas actuales de la OPS para promover los derechos de estos pacientes a través del Programa de Salud Mental de la Organización, que presta cooperación técnica a sus Estados Miembros en las áreas relacionadas con la salud mental y la atención psiquiátrica.

A partir de ésta y otras declaraciones de expertos de la OPS, la Comisión de Derechos Humanos recomendó que los países tomaran medidas para proteger los derechos humanos de los enfermos mentales.

"La Comisión ha encontrado que, en las Américas, los clientes, los miembros de sus familias, los trabajadores de salud mental, los abogados, los jueces y otras personas involucradas en la protección de la salud mental tienen un conocimiento muy limitado de las normas internacionales y las disposiciones de las convenciones que protegen los derechos de las personas con enfermedades mentales. Además, en la mayoría de los casos esas normas y disposiciones no han sido incorporadas en la ley nacional", señaló la Comisión en una sesión especial celebrada el 4 de abril del 2001 en Chile.

La OPS, que también funciona como la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de la Salud, fue establecida oficialmente en 1902 y es la organización de salud más antigua del mundo, trabaja con todos los países de las Américas para mejorar la salud y elevar los estándares de vida de sus pueblos.

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